
Sanciones de la ONU contra Irán entrarán en vigencia a partir de este sábado luego del rechazo de Consejo Seguridad a propuesta de Rusia y China
NUEVA YORK.- Las sanciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contra Irán vuelven a entrar en vigor este sábado, tras la decisión del Consejo de Seguridad de rechazar una propuesta de Rusia y China que buscaba prorrogar el plazo para que Teherán cumpliera con sus compromisos nucleares.
La propuesta, presentada en la sesión del viernes, fue desestimada por cuatro votos a favor, nueve en contra y dos abstenciones, sin alcanzar así la mayoría necesaria para su aprobación, según informó el portavoz de la secretaría general de la ONU, Stéphane Dujarric.
Las sanciones —conocidas como mecanismo snapback— han sido impulsadas por Francia, Alemania y Reino Unido (el grupo E3), quienes consideran que Irán ha incumplido los límites sobre su programa nuclear establecidos en el acuerdo firmado en 2015.
Este acuerdo había sido abandonado unilateralmente por Estados Unidos en 2018, mientras que Irán acusa al grupo E3 de no cumplir su parte de los compromisos.
Las medidas restrictivas incluyen la limitación en el enriquecimiento de uranio, el control sobre el desarrollo de misiles, la autorización de inspecciones a aviones y barcos iraníes, el congelamiento de activos económicos y prohibiciones de viaje para individuos y entidades del país persa.
Las sanciones serán reestablecidas a partir de las 8:01 hora local de Nueva York (12:00 GMT), como detalló Dujarric, en una acción que busca presionar al gobierno iraní para que permita el acceso completo de los inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y reanude las negociaciones nucleares. Barbara Woodward, embajadora británica ante Naciones Unidas, declaró que “estamos listos para continuar las negociaciones con Irán en busca de una solución diplomática que responda a las inquietudes internacionales sobre su programa nuclear”, sugiriendo que, de retomarse el diálogo, se podría revisar la aplicación de las sanciones.
La propuesta de Rusia y China aspiraba a extender el régimen del acuerdo nuclear iraní hasta el 18 de abril de 2026, prorrogando así los términos del llamado PAIC, que expira oficialmente el 18 de octubre. Tanto Moscú como Pekín han considerado ilegal la activación del mecanismo snapback y han calificado el proceso impulsado por el grupo E3 de precipitado y contrario a la legalidad internacional.
El viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Dmitri Poliansky, declaró ante el Consejo de Seguridad que Irán ha actuado “de manera constructiva” con el OIEA, pero denunció lo que calificó como “la política hipócrita de los países occidentales”, priorizando el “torpe chantaje” sobre la diplomacia. Por su parte, el canciller iraní, Abás Araqchi, catalogó la decisión como “legalmente nula, políticamente imprudente y débil desde el punto de vista del procedimiento”, añadiendo que los inspectores del OIEA permanecen actualmente en el país.
Desde Teherán, el gobierno insiste en que las sanciones deberían estar enfocadas en la no proliferación nuclear y militar, no en sanciones económicas, y mantiene que nunca ha buscado desarrollar armamento nuclear. El presidente iraní, en su intervención ante la ONU, afirmó que “Irán nunca ha buscado ni buscará jamás fabricar una bomba atómica. No queremos armas nucleares”.
Según datos del informe de junio de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), Irán produce actualmente 4,8 millones de barriles diarios de crudo, condensados y gas natural, y exporta 2,6 millones de barriles al día, principalmente con destino a China, pese a las restricciones económicas estadounidenses ya vigentes.
Francia, Alemania y Reino Unido condicionan el levantamiento futuro de sanciones a tres exigencias: la reanudación de las negociaciones con Estados Unidos, dar acceso total a los inspectores del OIEA a instalaciones nucleares clave —incluyendo Natanz, Fordo e Isfahán— y establecer un mecanismo verificable sobre las reservas de uranio enriquecido. Según expertos europeos, Irán dispone en la actualidad de unos 450 kilogramos de uranio enriquecido al 60%, cantidad suficiente para fabricar entre ocho y diez bombas nucleares.
La administración estadounidense solicita que Irán renuncie completamente al enriquecimiento de uranio, cuando el acuerdo de 2015 limitaba este proceso al 3,67%. Estados Unidos e Israel mantienen que el programa nuclear iraní tiene potenciales fines militares. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, exigió en su discurso ante la ONU la reimposición de las sanciones e instó a la comunidad internacional a “mantenerse vigilante” respecto a las actividades nucleares de Teherán.