Al Pacino revela que «El padrino» lo llevó a terapia por 25 años

«La depresión es muy triste, puede durar, es aterradora», ha dicho el actor en una entrevista en la que ha desvelado que necesitó ayuda psicológica para gestionar la fama.

Al Pacino, que encarnó al despiadado Michael Corleone en El Padrino, ha confesado a los 79 años que necesitó ayuda psicológica para gestionar la fama repentina que le reportó el proyecto que dirigió Francis Ford Coppola.

El actor, que ha vuelto a lo grande de la mano de Martin Scorsese en el filme El irlandés, donde le acompañan sus compañeros Robert de Niro y Joe Pesci, se siente ahora seguro como para poder hablar de un problema que muchos famosos han ocultado durante años. Una tendencia que han seguido últimamente muchas celebridades para visibilizar y normalizar los problemas de salud mental.

Al Pacino ha reconocido ahora que tuvo que buscar ayuda psicológica para aprender a gestionar la fama repentina que le llegó tras rodar El Padrino, un proyecto ilusionante que como actor le brindó todo tipo de reconocimientos pero que trajo pareja una gran presión cuando el éxito desbordó las previsiones de sus creadores en la década de los setenta. «Tuve que trabajar muchas cosas. Fui a terapia cinco días a la semana durante 25 años», le ha dicho el actor a Hollywood Reporter.

Según el actor estas sesiones de terapia fueron fundamentales en su vida. Durante los años setenta los proyectos cinematográficos –El Padrino I, Serpico, El Padrino II y Tarde de perros– y los premios se sucedieron y hubo un momento en el que la ayuda psicológica que se vio obligado a pedir le sirvió para recolocar sus prioridades y tomar la decisión de tomarse su trabajo con más tranquilidad en los años siguientes y seleccionar de forma mucho más escrupulosa los proyectos en los que quería embarcarse. «Fue una buena decisión para mí alejarme de aquel ritmo frenético.

Me gustó. Pero lo que ocurre es que se acaba el dinero», ha explicado el actor que después de cuatro años de ausencia volvió a estrenar en la gran pantalla Melodía de seducción, en 1989.

Los años, la terapia y el paso del tiempo han situado al intérprete en un plano mucho más maduro y relajado que le permite afrontar el éxito de manera diferente y manejar la fama sin sentir la presión que le provocó en sus comienzos.

De hecho, está viviendo unos meses de gran exposición mediática desde que se estrenó El irlandés que ya ha recibido nominaciones a los Globos de Oro y está en la carrera para optar a los Oscar.

«Recuerdo haber pasado por esto antes», dice ahora sobre la lluvia de nominaciones que recaen en su trabajo, «aunque ahora creo que puedo manejarlo un poco mejor. Es un sentimiento maravilloso».

En las múltiples entrevistas que ha realizado con motivo de la promoción de este filme, el veterano actor ha llegado a manifestar que se siente «afortunado» por no haber padecido problemas mentales graves que han provocado la muerte de otros muchos compañeros.

Durante el Festival de Cine de Venecia incluso pudo bromear al tratar la cuestión sin olvidarse de señalar que se trata de un problema serio que no se debe ocultar: «La gente entra en depresión, puede durar y es aterradora.

Lo sé porque yo he tenido episodios de situaciones que se acercan a eso pero no de gran intensidad. Si estoy deprimido, no lo sé. Si sé que me siento libre y afortunado», dijo entonces.

Al Pacino también habló de lo que le hace feliz: «Tengo tres hijos. Ellos han sido realmente mi fuente de luz, además de los amigos, de las personas que he conocido a lo largo de los años y de las relaciones que he tenido. Todos ellos han contribuido a este viaje sorprendente que he tenido hasta ahora. En este momento, siento que estoy bien».

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