China renuncia a fijar un objetivo de crecimiento para este año
El vendaval del coronavirus ha cambiado muchas cosas, desde detalles nimios de la vida diaria hasta la toma de grandes decisiones políticas. Solo así se entiende que China, la segunda mayor economía del planeta, haya decidido por primera vez desde hace tres décadas no fijar un objetivo de crecimiento para su economía en 2020, una señal inequívoca de que la recuperación tras el parón vírico de principios de año será un proceso difícil y lento.
Mientras, su gasto militar se incrementará en un 6,6% interanual, una cifra importante pero que representa el menor aumento de los últimos 20 años.
Frente a unos 3.000 delegados venidos desde todos los puntos del país para asistir a la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular (el Legislativo chino), el primer ministro, Li Keqiang, aseguró durante la presentación de su informe anual que la respuesta a la epidemia del coronavirus y el desarrollo económico de la nación son las grandes prioridades para este año.
Antes del coronavirus se esperaba un crecimiento del 6%
Sin embargo, dada la “gran incertidumbre” reinante, no quiso fijar un objetivo fijo o una horquilla aproximada, como ya hizo en años anteriores.
“En la actualidad, la epidemia no ha llegado a su fin, y la tarea a la que nos enfrentamos para promover el desarrollo es inmensa. Debemos redoblar nuestros esfuerzos para minimizar las pérdidas resultantes del virus”, dijo ante la audiencia congregada en el Gran Palacio del Pueblo.
Antes de la aparición del virus, se estimaba que la economía china podría crecer un 6% este año, pero esas previsiones se fueron al traste cuando el parón económico ocasionado por el patógeno provocó un desplome del PIB del 6,8% en el primer trimestre del año.
Eso sí, el premier abogó por proseguir con el proceso de reformas y de apertura y por estimular el consumo, uno de los pilares del nuevo modelo económico chino.
También hizo hincapié en la importancia de seguir luchando contra la pobreza, asegurar los estándares de vida y priorizar la estabilidad del empleo. Esto último preocupa especialmente al Partido Comunista, que ve en una alta tasa de paro una posible fuente de inestabilidad política y social.
Para ello, se marcaron el objetivo de crear más de 9 millones de puestos de trabajo urbanos y alcanzar una tasa de desempleo del 6% (5,5% a nivel urbano).
Además, China se fijó una meta de inflación del 3,5% para este año y la inyección de millones de yuanes a los Gobiernos locales para luchar contra la epidemia y relanzar sus economías.