Consideran a Oswaldo Guillén mejor mánager de los White Sox de Chicago

CHICAGO — Dos managers han tenido más victorias que Oswaldo Guillén (678) en la historia de los White Sox de Chicago: Jimmy Dykes (899) y Alfonso “Al” López (840).

Dykes (1,850) y López (1,495) también son los únicos que han dirigido más juegos con los White Sox que Guillén (1, 295). Y Clarence Rowland y Fielder Jones también guiaron al club a títulos de Serie Mundial, como lo hizo Guillén en el 2005.

Entonces, ¿por qué debe considerarse Guillén el mejor dirigente en la historia de la franquicia? La respuesta es lo que hizo el venezolano para ponerle fin a una sequía de 88 años.

“Sin duda, Ozzie es bueno a la hora de sacarle lo mejor a la gente”, dijo Scott Podsednick, jardinero izquierdo de la edición del 2005 de los Medias Blancas. “Tenía la habilidad de quitarles presión a sus jugadores y ponerlos en las situaciones indicadas.

“El deber de un manager quizás sea entender las personalidades y saber cómo sacarles lo mejor a los jugadores. Las personalidades que teníamos en ese equipo parecían funcionar bien con la manera en que Ozzie hacía las cosas”.

Guillén tomó las riendas de Chicago como capataz previo a la campaña del 2004. Algunas piensan que estaba destinado para dicho puesto, ya que había disputado 13 temporadas como campocorto de los White Sox y había exhibido dotes de líder cuando era jugador.

Los Medias Blancas del 2004 terminaron con marca de 83-79, a nueve juegos de los punteros Mellizos en la División Central de la Liga Americana. Pero el 24 de julio, se encontraban en el primer lugar de la división. Las lesiones de Frank Thomas y del venezolano Magglio Ordóñez entorpecieron esa edición de los Patipálidos.

Un equipo distinto dijo presente para el 2005: El jardinero derecho Jermaine Dye, el relevista Dustin Hermanson, el abridor cubano Orlando “El Duque” Hernández, el receptor A.J. Pierzynski, el segunda base Tadahito Iguchi, el utility dominicano Pablo Ozuna y el cerrador Bobby Jenks. Además, Podsednik y el relevista quisqueyano Luis Vizcaíno llegaron proveniente de Milwaukee en un canje por el panameño Carlos Lee.

Estaba en manos de Guillén convertir dicha escuadra en un equipo ganador. Lo distinguía su personalidad entretenida y a veces controversial que no es común entre los dirigentes de las Mayores. Pero funcionó; los White Sox ganaron 99 juegos en la campaña regular y tuvieron marca de 11-1 entre los playoffs y la Serie Mundial.

“Realmente quería compartir y hacer cosas que nunca había visto a un manager hacer”, dijo Pierzynski acerca de Guillén. “Todos los días salía a bromear y a relajar con nosotros, a cenar, cosas que nunca había visto a un manager hacer.

“Así se mantuvo todo el año, y para muchos de los jugadores eso fue algo grande. Pensábamos, ‘Nuestro manager está compartiendo con nosotros, así que en algún sentido le caemos bien’. Además, te hace sentir que esta persona de verdad quería que tuviéramos éxito, porque está con nosotros en todo lo que hacemos. Eso era poco común en aquel entonces.

“Ozzie fue el primer [piloto] que tuve que siempre estaba presente. Siempre estaba en todo. Traía a sus hijos. Como dije, eso era divertido y diferente y fue bueno para el equipo que teníamos. Era el ambiente que él quería”.

Jones tuvo el mejor porcentaje de ganados y perdidos para cualquier manager de los White Sox con .592, delante de Clark Griffith (.581) y Rowland (.578). El porcentaje de ganados y perdidos de Guillén de .524 (678-617) lo coloca en el noveno lugar entre los 19 dirigentes del equipo que han terminado con récords de .500 o mejor, si se incluye a Don Cooper (2011) y Doug Rader (1986), que tuvieron marca de 1-1 cada uno al mando de Chicago.

Junto con los dirigentes mencionados anteriormente, Tony La Russa (1983), Gene Lamont (1993) y Jerry Manuel (2000) merecen elogios por haber guiado a los Medias Blancas a títulos divisionales. Guillén también llevó a la edición del 2008 a la postemporada. Ese año, el equipo necesitó jugar un partido de desempate contra los Mellizos para adjudicarse el título de la Central de la Liga Americana.

“Creo que Ozzie hizo un gran trabajo en aquellos entrenamientos primaverales [del 2005] de darle la bienvenida inmediatamente a los nuevos rostros en el camerino”, dijo Aaron Rowand, el jardinero central de dicha escuadra. “Luego, se encargó de incluir a esos muchachos y trató de que cuando terminara el campamento, fuéramos una familia”.

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