El lanzador Ángel Padrón, Tiburones de la Guaira, se convierte en el segundo en conseguir un no hit no ron en Serie del Caribe 72 años después de hacerlo Tommy Fine en 1952
MIAMI – Finalmente, Tommy Fine tiene compañía.
Casi 72 años y 62 ediciones después de que el derecho estadounidense lanzara un no hit no run para los Rojos del Habana ante el Cervecería Caracas el 21 de febrero de 1952 en Ciudad de Panamá y se convirtiera en el primer y hasta ahora único lanzador en completar una joya de ese tipo en la historia de la Serie del Caribe, el venezolano Ángel Padrón de los Tiburones de La Guaira completó un juego sin hit ni carreras ante Nicaragua la noche del miércoles en el loanDeport Park de Miami.
“Yo quería llorar, de verdad no tenía palabras, no tengo palabras todavía para describir lo que pasó. Pero bueno, cuando se hizo el out me lo creí y me dije, ‘Wow, soy historia’. Gracias a Dios lo hice”, comentó Padrón tras el encuentro al describir lo que sintió al completarse el out 27.
Con la histórica victoria, Venezuela terminó la primera ronda de la Serie del Caribe con récord de 5-1 y enfrentará el jueves a Curazao en semifinales. República Dominicana y Panamá definirán el otro finalista.
Padrón, un zurdo de 26 años al que le dieron la pelota a última hora, llevó un juego perfecto hasta la parte alta del 8vo inning. Lo perdió con un boleto a Raudy Read iniciando el acto, pero enseguida salió del apuro logrando que Melvin Novoa bateara para doble play y dominando a Cheslor Cuthbert con un rodado por tercera. Tras 8 completos, había enfrentado al mínimo de 24.
Con apenas 76 pitcheos en su cuenta, Padrón salió para el noveno después de un largo receso. Sus compañeros decidieron explotar con un racimo de cinco rayitas en la baja del 8vo. Finalmente, arriba 9-0 en la pizarra, se quitó el paño del brazo izquierdo y se dirigió a la loma. En ese momento, ya nada iba a perturbarlo.
Ponchó a Elian Miranda sin tirarle y luego retiró a Jesús López con una línea floja a segunda. Solo Omar Mendoza lo separaba de la hazaña. Salió a atacarlo tirando strikes, como había hecho toda la noche. Lo dominó con un cambio y logró lo impensable con un rodado por el campocorto que manejó sin problemas Wilfredo Tovar con un certero tiro a primera para el out 27.
Eran las 11:02pm del miércoles 7 de febrero en la ciudad de Miami, Ángel Padrón y sus compañeros brincaban en la lomita y Tommy Fine ya no estaba solo.
Firmado originalmente por los Medias Rojas de Boston en 1938, Fine tuvo una breve carrera en Grandes Ligas. Lanzó nueve juegos en 1947 con los Patirrojos y otros 14 en 1950 con los Carmelitas de San Luis. En 72.2 innings en MLB, su efectividad fue de 6.81. No volvería más a la Gran Carpa, aunque hizo una exitosa carrera en Cuba. ¿Su cúspide? Aquel juego perfecto en la Serie del Caribe de 1952.
Seis décadas después, en el 2015, esos mismos Medias Rojas firmarían a un zurdo venezolano de San Cristóbal llamado Ángel Padrón. Lo dejaron libre en el 2019 tras cinco años en las menores y desde entonces le ha tocado hacer carrera en su país y en México. Pero como Fine, lo hecho en la Serie del Caribe lo meterá en los libros por siempre.
Padrón no estaba ni siquiera supuesto a abrir el miércoles, confesó después del juego el manager Oswaldo Guillén: “Yo iba a empezar creo que era con (Luis) Martínez, pero no podía pitchear porque tenía un poco de dolor”.
Tocaba buscar a otro. Y le tocó a Padrón.
“Yo creo que lo más difícil de hoy fue levantarme y recibir la noticia de que iba a abrir”, reconoció el propio Padrón. “Porque ya yo estaba mentalizado en relevar, estar en el bullpen para cualquier situación. Creo que tuve que cambiar el chip rápido”.
¿Qué podía esperar Tiburones de él?
“Me dijeron que iba de dos a tres, máximo cuatro innings”, recordó el zurdo sentado en la sala de prensa del loanDepot Park. “Cuando te dicen así, uno se mentaliza para esos innings. Pero a medida que el juego iba avanzando, veía que tenía pocos pitcheos. Entonces ahí fue donde me dije que me enfocara hasta que el manager me dijera que ya”.
Guillén nunca le pidió la pelota. Y él siguió y siguió.
“En el cuarto lo pensé, vi la pizarra y vi que tenía juego perfecto. Pero creo que mantuve la calma. Dije que no iba a pensar mucho en eso para que no me ganaran las emociones y creo que fue lo que hice”, añadió Padrón. “Enfocarme pitcheo por pitcheo, bateador por bateador, inning por inning y gracias a Dios se logró”.
“El no hit no run, gracias a Dios, para él y para nosotros”, siguió Guillén. “Pero lo más importante que hizo Padrón hoy (miércoles), es que nos defendió el bullpen para mañana (jueves). Para mí, como manager, eso es lo más importante. Todos estamos contentos, súper emocionados por él, un trabajo espectacular. Pero como Venezuela, como Tiburón, el trabajo más grande que hizo fue ayudar a mi bullpen”.
Semanas después de su última apertura en Venezuela, Padrón se apoyó principalmente en su sinker (46 de sus 88 envíos) y su cambio (26). También tiró nueve curvas, una slider y una recta de cuatro costuras. De esos lanzamientos, 57 cayeron en strike. El resultado generalmente fue el mismo. Entre las pelotas que le pusieron en juego – ponchó a solo cuatro rivales – sólo dos fueron “batazos duros”, las bolas conectadas a 95 mph o más, según Statcast. La más peligrosa, una línea a 105 mph salida del bate de Francisco Peguero, la capturó Ramón Flores tirándose de cabeza hacia adelante en el séptimo.
Después de toda una vida jugando y viendo pelota, Padrón sabía que en ese tipo de faenas, como un no hit no run o un perfecto, suelen aparecer grandes lances defensivos. Faltaban todavía dos innings, pero después de ver a Flores atrapar aquella bola, no pudo evitar pensar que quizás algo bueno estaba por ocurrir.
“Sí lo pensé”, dijo Padrón cuando le preguntaron si en ese momento se le pasó realmente por la cabeza la idea de que podría tirar una joya de ese tipo. “Y me dije en mi mente, ‘Sí pasó esto, me va a tener (preparado) algo muy bonito. Y fue así, gracias a Dios”.