El otrora uniformado de rojo en Boston, Mookie Betts, ahora en azul, con Dodgers y esperanza de anillo Serie Mundial
GLENDALE, Arizona – Si los Dodgers ganan la Serie Mundial este año, el primer discurso de Mookie Betts a su nuevo club será tan recordado como el de Kirk Gibson en 1988.
Retrocedamos a Vero Beach. Gibson, que acababa de unirse a los Dodgers como agente libre, se puso furioso porque Jesse Orosco pintó de negro los márgenes de su gorra antes del primer juego de la primavera, y luego fustigó a sus nuevos compañeros, exigiéndoles un comportamiento más profesional.
No hay comparación entre los Dodgers de 1987, que dejaron marca de 73-89 y terminaron cuartos, con la edición del 2019 que ganó 106 juegos. Pero los mensajes de Betts y Gibson cuando hablaron por primera vez con el equipo completo fueron muy similares.
Un furioso Gibson pidió responsabilidad e intensidad. ¿Un Betts mucho más calmado? Lo mismo.
“Cuando te paras en frente de todo el equipo en el primer día y esencialmente llamas a todo el mundo, dices que quieres que todo el mundo sea responsable por su trabajo – no sólo en el juego, sino en las prácticas – es como que uno aprende bien rápido quién es este muchacho”, dijo Justin Turner sobre Betts. “Mismo principio (del discurso de Gibson), pero sin criticarnos. Y esto lo dijo antes de conocer a nadie aquí. Es una señal de liderazgo que salta a la vista”.
“La primera semana no pudimos conversar mucho con él. Como que asumí que era un tipo callado que se ocupaba de lo suyo. Y luego el primer día, te das cuenta de lo que equivocado que estabas. Fue súper proactivo, diciendo que el primer día era tan importante como el Juego 7 de la Serie Mundial. De verdad que fue algo increíble”.
Gibson estaba tan molesto con la broma de Orosco durante la práctica que se fue del estadio minutos antes de que iba a ser su debut primaveral con los Dodgers. Betts se estrenó el domingo durante la victoria 4-2 sobre los Cachorros, conectando tres elevados, el último uno de sacrificio para empujar una carrera. Defensivamente no tuvo ninguna jugada en el jardín derecho.
Como Gibson, que ganó una Serie Mundial en Detroit en 1984, Betts se une a los Dodgers habiendo ganado una Serie Mundial en el 2018 con Boston – doblegando a los Dodgers – y, como Gibson, con un premio JMV bajo el brazo. Pero ese anillo vino después de que Betts probara la derrota en postemporada en 2016 y 2017. Le dijo a sus nuevos compañeros que la diferencia entre ganarlo todo y quedarse cortos fue un compromiso absoluto.
Todo el mundo en el mundo del béisbol sabe que los Dodgers han ido a los playoffs siete temporadas consecutivas y que todavía no ganan una Serie Mundial desde 1988, cuando Gibson fue nombrado al Jugador Más Valioso tanto por su fiero liderazgo como por su producción.
La franquicia y la fanaticada están desesperadas por ponerle fin a esa sequía. Betts fue traído para marcar diferencias. Si hay presión sobre Betts para lograrlo, tendrá que lidiar con eso.
“¿Qué si siente presión? Seguro, supongo que sí, pero lo canalizo en trabajar duro y asegurarme de que me ocupo de lo mío”, dijo Betts. “Esto va a depender de que cada uno de nosotros haga su trabajo, no sólo yo. Hay que tener eso en mente”.