
Levantamiento de cuerpos y evidencias en «catástrofe» de San Cristóbal no obedeció a protocolos existentes
Santo Domingo.- El manejo a los pacientes cadavéricos y sus innúmeras deficiencias solo llaman la atención de las autoridades dominicanas, cuando se producen situaciones lamentables de amplia envergadura.
Es por esto que, la explosión ocurrida el pasado lunes en la provincia San Cristóbal, que lleva un saldo de más de 30 muertos, varios desaparecidos y cerca de 60 heridos, enfrenta a los familiares de las victimas con la realidad que por años han denunciado médicos patólogos, forenses y la población en general, las deficiencias en el Inacif.
De acuerdo al séptimo boletín, el Centro de Operaciones de Emergencia (COE), notificó de 32 muertos en la explosión.
Sin embargo, debido a innúmeras precariedades en el proceso de identificación, a seis días de la tragedia, el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), solo ha identificado 13 cadáveres y entregado a los familiares 11 cuerpos, según reportes.
El médico patólogo, Sergio Sarita Valdez, afirmó que en San Cristóbal no se aplicaron los protocolos existentes para esos casos en el levantamiento de los cuerpos y la protección a la zona del desastre.
Además, dijo no entender que en tiempos en que se cuenta con Inteligencia Artificial y otras innovaciones, que reducen días a horas, no es posible que no se hayan identificado ya las 32 víctimas mortales.
Recordó el incendio que se produjo el pasado 5 de marzo del 2005, cuando se quemó la cárcel pública de Higüey, “nosotros identificamos 136 fallecidos carbonizados en tres días y no había inteligencia artificial, no existía nada de la modernidad que nos acelera muchísimo hoy en día”.
Expresó no entender porque se dice que se tomaría más tiempo, cuando era al revés, debería ser menos tiempo ya esos cuerpos debieron ser adecuadamente identificados”.
Agregó que en las imágenes, no vio al equipo forense laborando en el área de desastre, “de manera que a mí me parece que no se manejó con los equipos, guías o protocolos a mano existentes para trabajar estos casos”.
Recordó que en cualquier situación de desastre donde se pierden vidas, ´una explosión, una caída de un avión´, “lo primero que se debe tener presente es acordonar el área, un equipo médico forense integrado por un antropólogo forense, un odontólogo forense, un médico forense y un patólogo forense”.
En cuanto al trabajo detalló que consiste en colectar las partes o los cuerpos que estén visibles, organizarlas y colocarlas en una bolsa numerada.
Luego, «se va a conducir al área donde se va a trabajar si no se está trabajando hay que mantenerla refrigerada en una morgue. A la hora de identificar, explicó que, las familias aportan datos de las víctimas: sexo, edad, estatura, raza, ciertas características y demás. Mientras, el antropólogo, el patólogo, el médico forense odontólogo compara los datos con la persona en respuesta a una serie de parámetros que incluyen, de ser necesario una prueba de ADN», concluyó el especialista con más de 50 años de experiencia.
Sin embargo, el presidente de la Sociedad Dominicana de Patología (SODOPA Inc), doctor José M. Cruz, calificó de lamentable que temas tan sensibles solo se traten en medio de un evento de magnitud.
Denunció que, a casi cinco años de la intervención de la edificación del Instituto Nacional de Patología Forense Dr. Sergio Sarita Valdez, todavía no se tiene la obra en funcionamiento, lo que incide directamente en la manera de trabajar, ya que los procedimientos se realizan de manera provisional en un área en el Cementerio Cristo Redentor, lo que constituye un peligro tanto para los especialistas en medicina forense como para los familiares de fallecidos.
Dijo que esto ha provocado que “en muchas ocasiones les entregan los cuerpos en avanzado estado de putrefacción a los familiares”, agregó.
De igual forma, añadió que los hospitales de la red pública, en gran parte no cuentan con los espacios adecuados para el manejo de los cadáveres.
El también presidente de la Asociación Centroamericana y del Caribe de Patología, expresó que cualquier ciudadano puede fallecer en un evento y terminar en una sala de autopsia o en una morgue hospitalaria, pero que la pregunta es ¿tienen las instalaciones destinadas para un manejo digno?, ¿cuántos cadáveres en la actualidad se pueden manejar y conservar de manera adecuada si se presenta un evento catastrófico de magnitud?
En torno al proceso de identificación del caso San Cristóbal, afirmó que, la correcta identificación de los fallecidos demora tiempo, pero debe hacerse con todo el rigor científico ya establecido para esto, ya que hasta no tener la certeza de que ese es su fallecido, las familias no pueden cerrar el círculo doloroso del evento.
“Este no puede ser un proceso que deje dudas en ninguna de las partes, además de las implicaciones legales del acto, no es posible que se tenga que repetir el procedimiento de identificación de un cadáver ya entregado a las familias porque no quede claro si este es el cadáver que corresponde”. Recomendó a las autoridades hacer el proceso de manera correcta, independientemente de la inmediatez que impone la presión social.