Minneapolis desmontará su cuerpo policial para reconstruirlo con nuevas normas

Las multitudinarias protestas por la muerte de George Floyd a manos de un policía blanco en EE UU están teniendo sus consecuencias. Este domingo, Lisa Bender, la presidenta de la corporación municipal de Minneapolis, donde ocurrió la tragedia, anunció que está comprometida con “desmantelar” la policía y “reconstruirla en un nuevo modelo de seguridad”.

Además, el presidente, Donald Trump, mandó replegarse a la Guardia Nacional de las calles de Washington, la capital.

Los cerca de 3.900 reservistas que la Administración de Donald Trump movilizó el fin de semana pasado procedentes de 11 Estados de los 50 de la Unión tienen orden del presidente de regresar a sus hogares.

Trump no tenía este domingo ningún evento que cubrir por el pool de la Casa Blanca que le sigue y el anuncio lo hizo, como era de esperar, a través de Twitter.

“Acabo de dar la orden a la Guardia Nacional para que empiece el proceso de retirada de Washington, D.C., ahora que todo está bajo perfecto control. Se irán a casa, pero pueden volver rápidamente si los necesitamos”, ha advertido el mandatario.

El presidente ha hecho notar a través de su cuenta de Twitter que cada vez es menor la asistencia a las manifestaciones. “¡Anoche se presentaron muchos menos manifestantes de lo previsto!», ha proclamado.

La jornada de protesta del sábado fue pacífica y masiva y miles de personas de todas las edades tomaron las calles de Washington.

Apenas hubo un par de noches de disturbios en la ciudad, pero el presidente sintió la necesidad de imponer mano dura en la capital de la nación e incluso amenazó con desplegar el Ejército en las ciudades de Estados Unidos que vivían protestas tras la muerte bajo custodia policial del afroamericano George Floyd.

Tanto fue así, que el presidente parece haberse dotado finalmente del muro que tanto deseaba, pero en lugar de construirlo en la frontera sur del país con el vecino México lo ha levantado frente a la Casa Blanca.

Fortificada como nunca antes en la historia, la adyacente plaza Lafayette es ahora inaccesible porque ha sido rodeada por una valla de hierro negra que pone muchos metros de distancia entre la residencia presidencial y los ciudadanos.

Junto con la policía, la Guardia Nacional sirve para imponer el orden en los Estados. Formada por reservistas voluntarios, la Guardia Nacional está bajo el mando del gobernador de su respectivo Estado a menos que sea convocada para proteger los intereses nacionales de Estados Unidos en momentos de conflicto o desastre natural.

Los ciudadanos de Washington no deseaban la presencia de vehículos armados y reservistas de la Guardia Nacional en sus calles. La propia alcaldesa de la ciudad, la afroamericana demócrata Muriel Bowser, calificó el operativo impuesto por Trump como una “invasión”.

La muerte bajo custodia policial de George Floyd en las calles de Minneapolis desató algunas noches de fuego y furia y posteriormente una respuesta ciudadana a lo largo y ancho del país. Una de las primeras consecuencias de lo sucedido ha sido el anuncio este domingo de que el departamento de policía de la ciudad será desmantelado y reconstruido.

“Nos comprometimos a desmantelar la policía tal como la conocemos en la ciudad de Minneapolis y a reconstruir con nuestra comunidad un nuevo modelo de seguridad pública que realmente mantenga a salvo a nuestra comunidad”, dijo a CNN la presidenta de la corporación municipal, Lisa Bender.

Este domingo, el alcalde de la ciudad, el demócrata Jacob Frey, acudió a una movilización a título personal, pero fue echado por no querer comprometerse a retirar los fondos a la policía.

Como se puede ver en un vídeo subido al perfil de la redactora de AJ Plus, Sana Saeed, en la red social Twitter, Frey está pidiendo perdón por la tragedia que ocurrió bajo su gestión, promete cambios estructurales en el sindicato de policía y cuando se está refiriendo al problema del racismo instaurado en las instituciones, una de las convocantes toma el micrófono para exigirle que se comprometa a retirar los fondos a la policía local, amenazándole con no ser reelegido en caso contrario.

Frey responde que no apoya la “abolición total de la policía” y la convocante reacciona pidiéndole airadamente que abandone el lugar. El alcalde decide marcharse por su propio pie, mientras los manifestantes le despiden al grito de “¡vergüenza!” e incluso uno de los asistentes le llega a lanzar un objeto sin lograr alcanzarle.

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