Que celebren los ganadores, sin gritos y críticas de los votantes perdedores
República Dominicana estuvo envuelta el pasado domingo, en unas elecciones municipales, donde el gran vencedor lo fue el Partido Revolucionario Moderno (PRM), aunque hoy la oposición, quiera desmeritar esos resultados.
Olvídese de las artimañas denunciadas, por las cuales, habría ganado el partido oficial, porque ustedes pasaron más de 20 años en el Estado, y ha de suponerse, que se las saben todas.
El PRM afirma hoy que ganó porque llevó su gente a votar, y que la oposición perdió, porque jugó un papel muy pasivo, tímido, sin decir ahora, la gran cantidad de denuncias y los videos de supuesta compra de cédulas.
Lo que parece, y vuelve a repetirse el escenario del 2020, es que a los partidos de la oposición se les olvidó llevar a sus seguidores a las urnas, lo que podría ser muy peligroso para ellos, porque le daría la oportunidad al PRM de estar en el Gobierno hasta que le dé la gana.
La abstención electoral estuvo sobre el 53%, algo preocupante, aunque sabemos que, por tradición, la ciudadanía no se interesa tanto en la escogencia de los alcaldes, desde que su elección fue separada de los comicios presidenciales por allá por la década de los noventas.
En las elecciones del domingo, simplemente, el PRM barrió con la oposición, pero ojo, no significa que los alcaldes electos sean los mejores, porque en muchos municipios, se ha vuelto a seleccionar a lo peor.
Donde ocurrió esta situación, no queremos “llantos”, no queremos “gritos”, porque si la población tiene cuatro años denunciando y gritando por los malos servicios de un ejecutivo municipal, entonces, no se manifestaron en las urnas, cuando tuvieron la oportunidad de cambiarlos.
En el Distrito Nacional, ha habido críticas muy fuertes de la alcaldesa Carolina Mejía, mientras que se exaltaban las condiciones de su contrincante, Domingo Contreras, pero la dama gana la reelección, por lo que no aceptaríamos que mañana la hija del expresidente Hipólito Mejía sea criticada por sus funciones, porque se tuvo la oportunidad de sacar, y no se hizo.
Lo mismo ocurre en Santiago, Santo Domingo Norte, Dajabón, y otros municipios, donde presuntamente, se ha cambiado lo bueno conocido, por otro que se presume, podría ser mejor.
A partir del 24 de abril, a trabajar, sin gritos y sobresaltos, porque se ha votado para que dirijan sus cabildos por cuatro años.