Permitir el libre tránsito: una medida poco analizada y pensada por el Gobierno
El levantamiento de la prohibición del tránsito de vehículos y personas de un pueblo a otro anunciado por el Gobierno la noche del lunes, para muchos, no fue la mejor decisión.
La población sensata, explotó de ira a través de las redes sociales y comentarios al pie de las informaciones publicadas en los medios digitales, por la decisión a destiempo, anunciada por el ministro de la Presidencia, Gustavo Montalvo.
El coronavirus es una gran realidad, y para su combate, el Gobierno debe reforzar las medidas tomadas, no aflojarlas.
Una gran parte de la población se hace sorda y ciega, ante las medidas tomadas por el presidente de la República, Danilo Medina. Ejemplo: el toque de queda.
Cada día son apresadas más de mil 100 personas por violar el toque de queda, por lo que una gran parte de la población pide a viva voz que sea decretado por 24 horas para contrarrestar la pandemia que consume al mundo.
La prohibición de la gente para que vaya de pueblo en pueblo, solo fue por el período de Semana Santa. Gran error.
A partir de este lunes, los dominicanos podrán transitar sin problemas de pueblo en pueblo, podrán llevar el coronavirus y contagiar, con el acercamiento, a miles de personas, sin saberlo o sabiéndolo.
El dominicano es terco, incrédulo y difícil de acatar las disposiciones, por lo que el Gobierno, para hacerlos entrar en razón, debe apretar las medidas, apretar la tuerca, hasta que se corra la roca, si es preciso.
La movilidad es el principal vehículo de transportar el coronavirus, entonces si se le permita a toda la población transportarse de un lado a otro, sería como un mandato para que contagie a su prójimo.
Sería bueno que el Gobierno repensara la medida, todavía está a tiempo, y que, en vez de suspender el tránsito entre los pueblos, anuncie 24 horas de toque de queda, multas económicas grandes y cárcel para los violadores, porque es de la única forma que el coronavirus podría detenerse.
Mano a la obra Gobierno, por duras que parezcan las medidas, hay que adoptarlas y hacerlas cumplir, mañana, cuando toda esta pesadilla termine, la población más sensata, ecuánime y consiente, lo agradecerá.