La industria automotriz mexicana vislumbra una lenta recuperación tras la reapertura
Sector y expertos prevén una caída de hasta el 25% en la producción en 2020 por el desplome de ventas en el mercado doméstico y en EE UU
La industria automotriz mexicana arranca atragantada por el coronavirus. Pese a la reapertura, 2020 será un mal año, el peor desde la crisis de 2009, debido al desplome de ventas en México y Estados Unidos, principal destino de las exportaciones.
El sector y los expertos consultados prevén una caída de alrededor del 25% en la producción para este año y una recuperación lenta por la incertidumbre que rodea la duración de la crisis.
La inminente entrada en vigor del nuevo tratado comercial de Norteamérica, el T-MEC, ayuda a calmar, aunque no disipa, el nerviosismo de este importante pilar de la economía mexicana.
Tras dos meses de cierre, las fábricas mexicanas de automóviles y autopartes han reabierto esta semana. La reapertura se da en medio de estrictos protocolos sanitarios y con los motores a medio gas.
En un primer momento, el sector operará a una capacidad de entre el 30% y el 50%. La posibilidad de incrementarla estará sujeta a las restricciones sanitarias impuestas por los Gobiernos estatales, temerosos de un incremento de los contagios, pero sobre todo al apetito del consumidor a ambos lados del Río Bravo.
La matriz mexicana de Volkswagen, presente en el país desde hace más de medio siglo, asegura, en respuesta a preguntas de este periódico, que la recuperación “dependerá de tres factores: la situación sanitaria, la robustez de la cadena de valor y la demanda de los mercados”.
El 15 de junio retomarán operaciones con un 30% del personal. La fábrica de BMW en San Luis Potosí, inaugurada hace justo un año y que exporta la práctica totalidad de su producción a EE UU, es igualmente cauta.
“Actualmente no es posible prever ni especular acerca de la recuperación de los mercados a nivel global. Estamos reiniciando la producción de acuerdo con la demanda específica y supervisaremos de cerca el desarrollo del mercado para responder con flexibilidad según sea necesario”, afirma la empresa a este diario.
México, cuarto exportador automotriz del mundo, vende el 88% de su producción al extranjero y, de esa cantidad, el 77% se envía a EE UU.
El volumen ya iba a la baja antes de la irrupción del coronavirus por la desaceleración económica global. Con la pandemia, el frenazo de la locomotora estadounidense se ha agrandado.
Más de 42 millones de personas se han quedado sin empleo desde el inicio de la crisis, una cifra inédita desde la Gran Depresión.
Las importaciones desde México cayeron un 47% en abril respecto a marzo, el mayor golpe desde los años 80, y las compras vinculadas a la industria automotriz se situaron en el menor nivel desde 2009, según datos publicados este jueves por el Gobierno de EE UU.
Los expertos auguran una vuelta a la normalidad que puede durar años. “Prevalecen condiciones de bajas ventas que no se van a solucionar rápidamente”, afirma el economista José Luis de la Cruz. “El desempleo y una perspectiva de baja recuperación laboral es el primer aspecto que va a frenar”.
Carlos Serrano, economista jefe del BBVA, apunta a un reajuste de las prioridades. “Incluso los que conserven el empleo van a estar mucho más cautos. No van a poner el cambiar su auto como tema prioritario. Van a intentar aumentar su tasa de ahorro”, señala.
Aun así, Serrano cree que la producción se recuperará a partir de 2021 gracias al rebote del vecino del norte. La sorprendente creación de 2,5 millones de empleos en mayo en EE UU apunta en esa dirección.
“La producción mexicana no va a caer tanto como las ventas internas por la demanda de Estados Unidos. Allí estamos viendo ajustes más fuertes en los precios de los automóviles para sacar inventario”.
El desplome de las ventas en México, en cambio, se espera más profundo y duradero. El mercado doméstico absorbe un 12% de la producción, un porcentaje que puede reducirse aún más por el impacto de la crisis.
En abril, las ventas fueron un 64,5% menores a las del mismo mes del año anterior y en mayo cayeron un 59% anual, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía publicados este miércoles. Pese al ligero repunte, el sector arrastra una mochila previa de 36 meses con cifras desfavorables.
Desde 2016, cuando se alcanzó el pico, estas han disminuido un 19%, según datos de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automóviles (AMDE).
A diferencia de las fábricas, los concesionarios permanecen cerrados en la mayoría del territorio como parte de la suspensión de actividades no esenciales.
Guillermo Rosales, portavoz de AMDE, reclama la pronta reapertura de las tiendas para reactivar a un sector muy tocado. Rosales espera un retroceso de entre el 30 y el 45% en 2020, en lo que sería el peor año desde 1995.
“La participación relativa de la demanda doméstica va a disminuir. Prevemos que no se recupere el nivel previo a la crisis hasta el 2024”, explica. “La producción mexicana está enfocada a vehículos de mayor valor agregado, por encima del promedio del poder adquisitivo del consumidor”.